Nadie viene

sábado, marzo 18

Baba de caracol, parte 2

"...Ese lugar parecía el Jardín de las delicias, pero trastornado, un paraíso botánico miniaturizado, no solo por sus dimensiones generales(el jardín estaba en el fondo de una casa normal), sino porque todas las especies eran versiones de otras especies, versiones enanas, "bonsais", que representaban otra realidad. Así, por ejemplo, el Álamo era Álamo sí y solo sí permanecía diminuto, con su crecimiento retenido como un preso. De otra forma sería el Ginkgo que en realidad es. El Ginkgo gnomo tenía un podado mesurado y se notaba, a vuelo de pájaro(aunque no había nada que volara), que había sido un Ciprés. En el fondo todo era representación. En aquel fondo todo se parecía, incluyéndome. Me sentía podado, sin raíces, y un dejá vo me permitió, en aquel momento, recordar, no sin dolores de cabeza, que había sido Marosa Di Giorgio y que sus papeles salvajes se habían trasmutado en mis "loco fragmento". Después de todo el emprendimiento era conjunto, una pymes. Pero lo más extraño de todo (aunque a esa altura(estaba a 3 metros del nivel del mar) lo extraño pareciera habitual) eran dos detalles que veía en este momento, o mejor dicho tres, o cuatro: en el perímetro del jardín había un ejército disperso de cascarudos dados vuelta, con sus patitas vertiginosas, un homenaje perfecto a la desesperación. Sospecho que habían intentado traspasar el pequeño gran alambrado de contención, en una asonada migratoria voraz, y no lo habían logrado. Hipótesis, ésta última, que corre por mi cuenta. En el medio exacto del jardín se erigía un Ciprés Calvo gigante, monumental, pero con rostro de enano, de bonsai...."¡Viva la manipulación!"..."Hip Hip....Hop"..."Hurra por Carlín", escuché de pronto, en el mismo momento en el que observaba los caracoles colgando, como brotes naturales, de las ramotas perturbadas del árbol-monstruo. Faltaba que caminara.¡Esperen!, no, no puede ser. Ufff, sólo fue el amague del viento. Pero los caracoles sí estaban, y eran fosforescentes, más verdes que una cotorra, y el árbol era tan gigante...pero tan enano, como si fuese el ombligo de un macaco cuya cabeza es el Everest y cuyos pies la Fosa de las Marianas. No entendía nada, hasta que pude ver sentada, en posición de loto, a aquella mujer, "¿Marosa Di Giorgio?"... me preguntaba refregándome los ojos. Era Marosa y siempre fue Marosa, y yo, neófito en esto de escribir en volquetas, no lo había advertido. Ella misma era su representación, una poeta que hacía experimentos con injertos impetuosos de los más variados registros. Eso no era todo, porque "todo" recién empezaba, con un diálogo que parecía inventado:
- ¿No te parece que tenemos que regar a Carlín?, le preguntaba Hamster, su perrito.
- No te preocupes...que se viene la lluvia, ¡siempre se viene el agua!, como dice la Oreiro y un par de viejos más.
-¿Y los cascarudos?, qué hacemos con ellos?
- Ya nos van a servir para algo...son muy leales, si les ponés el chip adecuado. ¿Oíste alguna vez de algún levantamiento general de cascarudos?
- No, solo de abejas asesinas, o pájaros invasores...pero de "cascarudos levantados"...nunca en mi vida - decía Hamster, que se quedaba pensando con el rictus de cualquier perro pensativo.

Mientras tanto yo permanecía ahí, contrabandeado.

Comments:
La pizza enana que se sirve en el Mincho puede entenderse como un homenaje a Marosa? Silvia, la moza, es una rencarnación lumpenizada de Marosa? Hay que teñirse de rojo para ser mujer y del Mincho? Por qué en la mesa de Marosa siempre se sienta gente rara? Qué hay de cierto en que Marosa tiene parte del Vivero ese en el que el dueño dice "mis plantas son seres vivos"?
 
te referís seguramente al "Supermercado de Plantas", Ciudad Jardín
 
...los cascarudos no se levantan, llueven.
 
Hay que hacer algo más que teñirse de rojo y ser extravagante para ser Marosa........y tampoco alcanza con ser extravagante y sin aprensiones por las cosas materiales para ser Levrero........
 
Marosa vive en cada uno de los pétalos descartados por un enamorado al son de "me quiere mucho, poquito o nada"
 
Allí donde se levante un saralonguio en flor y los zarabandillines crezcan, estará Marosa
 
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