Nadie viene

viernes, mayo 26

Reseña dispersa

Lo hemos repetido hasta el cansancio. De mayor a menor los hay genios, artistas, creativos, ocurrentes y trolos alocados, como Dani Umpi. Encontrar un estilo propio no es problema para el primero, que lo columpia desde pequeño, ni para el segundo, que lo pule pacientemente durante su vida, como el tiempo a los muebles relucientes. Los tropezones vienen después: convencido de poseer un prodigio intransferible, aureolado de ligera humildad, el creativo pasa por el mundo con la seguridad de haberlo encontrado hace tiempo, hasta que un día, cerca del fin, admite frente a un puñado de amigos que toda su “obra” ha sido la aplicación de procedimientos que ya estaban inventados.¿Y el ocurrente? Lo busca afanosamente, como un niño a Wally, y no lo encuentra, hasta que decide equilibrar su orgullo con una fórmula mágica: mi estilo es no tener estilo. Me amparo en ello para defender una película, un director y una institución única. La película se llama “¡Caramba!”, el director Jim Henson, y la institución Cinemateca. Las reglas del oficio sugieren que esta actitud es tan suicida como un golpe de dados, pero responde a una convicción o, lo que es más cierto, a que nunca hubo una. “¡Caramba!” descansa sobre un argumento simple, cotidiano: describir en detalle, con una voz en off, el perfil físico de sus tres protagonistas, convertidos así, culpables de lo que son, en las personas indicadas para ser atacadas por chinches. Lo mejor de este film, obra maestra del genio creador de Los Muppets, está al comienzo, en las instrucciones de su autor para enfrentarlo: Los detalles de estos personajes no son más que invenciones vaciadas de significado real; hay que reparar en ellos con la misma mirada del que contempla, fascinado, la forma humana de una nube en el cielo. Yo no entendí “lo que quiso decir”, pero estuvo bueno y ahí fue que se me occurrió lo que nunca: una convicción. Se me revela, ahora, ya, un acontecimiento, la flor del instante, la distracción perfecta. Y pienso: Si juntara todas las distracciones que he tenido en mi vida en una serie incesante de puntos ciegos apelotonados, tendría la fórmula de la concentración, pura, y lo mejor de todo es que no sólo sería el fantaseo de un niño. Mirado desde este ángulo sería una fórmula de ensoñación que adopta forma tangible en el método para justificar omisiones. Este trabajo de reconstrucción de “hilachas” presenta serias dificultades, lo sé, pero prometo tenerlo listo para lo próxima semana. Por ahora............Vean la película en la sede de 18 de Julio.
Ahhh: Los trolos alocados son trolos alocados, supongo que cuando vean la película van a ver a más de uno.

Comments:
Estaba dispuesto a irme hacia mi práctica de pilates, y me dije a mí mismo: voy a pasar por el mítico blog “queleponé”. Aparecí mientras miraba la dedicatoria. Me siento despreciadamente conmovido.

Por otra parte, coincido con alguien que aclaró que siempre aparece un pelotudito diciendo “como se nota que tenés banda ancha”.

Por otra parte, y antes de irme hacia pilates, te cuento que no creo ser el unico lector (aunque esta entrada que comento no la he leido): seguro que existen como 8 millones dando vuelta por el éter inmaculado.

Post Scriptum. Viva la vida, viva Wendy.
Post Scriptum II. Wendy es hombre.
 
¿por qué wendy tiene la manía de aclarar su sexualidad todo el tiempo?
¿por qué wendy interpreta los comentarios y los post a través de género?
¿por qué wendy si está tan interesada en aclara que es hombre no se llama Roberto?
¿por qué wendy no le hace caso a Da Silveira y sienta cabeza?
¿por qué wendy hace pilates?
¿por qué wendy no hace pileta?
 
Dani Pepper, Wendy Umpi...¡Sos una cosa!
 
no entiendo ni un ápice, camaradas

Post Scriptum: Sión
 
el que se mete con Wendy Pepper se mete conmigo
 
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