QUELEPONÉ

Ayy, el periodismo independiente, ¿un obstinado insecto con causa justa?, qué bicho raro. ¿De dónde vienen? Es como si aparecieran por arte de magia, luego de un truco bien ensayado. Los insectos se especializan en trucos, son oficiosos, trabajadores, si lo serán. Todo les cuesta, así tiene más valor. Por eso detestan el periodismo de periodistas y aman el periodismo detectivesco, la mentada investigación. No caen en eso tan fácil que es hablar de los colegas, prefieren desentrañar una historia oculta, destaparla y hacerla pública. Necesitan despojarse de todo, hasta de la columna que hicieron ayer, gestionan muy bien la opinión. De no hacerlo no serían dinámicos, emprendedores, destapadores de realidad (pero no de botellas, porque no beben). Un ejemplo: primero me opongo con furia, colérico, a la afrenta del señor presidente, por ser ignorante y autoritaria, pero luego se hace imprescindible un segundo movimiento: desmarcarse de un lugar común; de no hacerlo, mi lugar de autonomía y originalidad estaría amenazado. No por algún poder, oculto como sus historias antes de destaparlas, ni por ninguna corporación financiera, más bien por mis colegas, antes protegidos por cortesía, ahora azarosos, volátiles, como los insectos, ¿no digo?, amenazantes. ¿Este gil está diciendo lo mismo que yo?
Sin llegar a los 40, parecen adolescentes captados por las fuerzas de la moda.¿Quién no?. También vedettes. Son vedettes adolescentes, mejor dicho. En el caso de hacer un desnudo, ¡tranquilos!, es artístico. No escapan a las más estrictas reglas de urbanidad. Primero quieren hablar como Cotelo, después escribir como Blixen, se proponen componer, primero, un ídolo, segundo, un colega, tercero, alguien que no es tan independiente, el desencanto. Es una ley natural. Los desnudos de Cotelo, los de Blixen, ya no son tan artísticos, incluso ya no se justifican. La columna de opinión, la línea, es sólo una herramienta, advierten. El abuso precipitaría las palabras en el vacío, como la retórica de un político. ¡Se equivocan, oh qué novedad señores!¡No somos políticos, somos periodistas! ¡Los políticos son todos iguales, los periodistas no! Primero integrarse al canon del ser independiente(todos lo son, es un canon), luego desprenderse, desmarcarse, como el perfecto observador que se burla de la estética ridícula de un adolescente, ¡mirá como se peinan!
Esta columna, que no es periodística ni política, se reserva el derecho de pensar que todos los periodistas independientes(es decir todos los que "saltaron" tras la intromisión del señor presidente) son políticos frustrados, hijos rebeldes peleándose con el papá ex rebelde de turno, que siempre van a querer ser como alguien, y siempre no. Salud a las nuevas Vedettes, y no se preocupen que entendimos que el desnudo es artístico.