Nadie viene

martes, agosto 1

Columna de crítica musical

(A cargo de Antonio "Tono" Fernández)

Algunos expertos me han tratado de estúpido de forma justificada...o no tanto. No me puedo dar cuenta. El motivo esencial recae sobre una opinión personal que tengo sobre Pedro Dalton, singular músico y poeta. La música y las palabras....Las palabras y la música...esa relación tan....ahhh. Los sonidos, las formas, los perfumes, los colores, todo proferido por la palabra divina, tan unido, tan disperso, todo tan.....ahhhh. Pedro Dalton es eso, pero mucho más. Si de chiquito había un niño que inventaba extrañas melodías con gotas de rocío que caían de las flores y papel celofán, mientras los niños jugaban con perfecta indiferencia, ése no era Pedro Dalton, era Dani Umpi. Dalton es, claramente, otro tipo de músico, de los que, casualidad mediante(o causalidad...tan distintas y tan similares, no?) tiene una paleta quebrada, más conocida como “incisivo frontal superior derecho”. Este punto ausente, barroco, está habitado por una cuidada desprolijidad que le da a su música y su poesía, su poesía y su música, un soporte dental(un no-soporte) distinto, creando la ilusión de que perfectamente podría haber una pieza dental ahí donde no la hay. El resultado de ello es que, efectivamente, le falta un pedazo de diente: un milagro estético. Este detalle no es menor si se lo considera en su justa relevancia. Con ello Dalton accede a ese olimpo imposible de la incorrección política, con lo que no tiene y le falta, como una docta carencia...¿Producto de la inspiración o de una depurada conciencia de la austeridad? Lo cierto es que los costos de imaginar a Dalton carpintero o mecánico serían escasos, así como también imaginarlo con conocimientos de aficionado a la astronomía, o con esa memoria de elefante típica de los despachantes de aduana y de quienes se saben la lista completa de los sargentos de Napoleón; no sería menos figurarlo con el dato de unas cuantas variedades del Jardín Botánico(aunque nunca haya visto la mandrágora que vio Marosa), o defendiendo con particular categoría el cabalismo de Kafka en El Mincho Bar. Pedro Dalton es eso, pero mucho más. No hay efectos en su música, su pensamiento es puro, caótico, como el del concertista alocado sin su auditorio....Un “clinc”....Otro “Crec”...”Ploncccccc” ya es música, atonal, desordenada y loca....Aunque Dalton no haya querido decir algo parecido.

¡Dos pulgares arriba!

Comments:
¡¡Tres pulgares arriba!!
 
un whisky arriba... y barry manilow sonando en la radio
 
dos wiskys de arriba y me parto la paleta contra el cordon de la vereda.
 
Los dalton estan por aca?
 
Mis tres pulgares para arriba van para el Tono Fernandez, me acaban de avisar quién es Pedro Dalton.
 
El gremio de los despachantes de aduana te la tiene jurada botija...........sos boleta......cuidate que a mí ya me voltearon
 
....y con Fidel te decimos
¡hasta siempre despachante!
 
ya me tienen podrido las confusiones entre un despachante de aduanas- noble profesión- y un aduanero -actividad turbia emparentada con el dolo-, así que no confundir. Yo solo respondo a la A.D.A.U., nada más
 
che, hagan un poco de promoción. Queleponé dá para más.

Imagine all the people, drop a comment in your comment bag.

uhuh ujujú.
 
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