sábado, setiembre 9
El fin de los tiempos (volumen I)
Cuando abrí los ojos, sentí un frío que me atravesaba el cuerpo. No recordaba quién era, dónde estaba, ni cómo había terminado mi noche, pero no era la primera vez que me pasaba. Luego de un par de segundos, recordé que me decían Eduardo D`Angelo (bueno, en realidad soy ESTA PARTE A SIDO CENSURADA POR LA REDACCIÓN DE QUELEPONÉ,.......soretes, dado que no hay libertad en este blog, me referiré a mí simplemente como Eduardo).
El primer problema lo había solucionado, pero la mancha de humedad que miraba no me ayudaba a descifrar el enigma de dónde me encontraba. Una brillante deducción lógica me permitió saber que el frío que sentía era causa directa de mi desnudez, lo cual me preocupó un poco, dado que usualmente por lo menos duermo con calzoncillos. Debo admitir que hasta aquí no era nada fuera de lo usual, pero ese brazo velludo abrazándome a la altura de la cintura ya pasó de castaño oscuro. Ese brazo me proporcionaba una sensación incómoda, lo miré con mi clásica mirada incisiva y noté un rústico tatuaje del Club Atlético Cerro. Me encontraba en posición fetal, cuando sentí un aliento tibio en la nuca. No sé si fue que me sicoticé, pero empecé a sentir un ardor considerable, para no ser grosero, digamos que todo emanaba de donde finaliza mi espalda.
Me vino un ataque de desesperación y salté de la cama. Todas mis peores predicciones eran correctas, aunque había que agregar un detalle adicional........me encontraba en una celda. Me tranquilizó momentáneamente el hecho de que mi pareja ocasional dormía plácidamente.
Tenía dos dilemas para resolver, cómo había hecho para terminar la noche preso y cómo haría para decirle al muchacho cuando se despierte que lo nuestro de momento había culminado. Pero son temas que debía resolver en un futuro inmediato, por lo pronto sólo quería reconstruir mi última noche...............................
No recordaba nada, pero de repente comenzó a retumbarme el nombre Atilio……….
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El primer problema lo había solucionado, pero la mancha de humedad que miraba no me ayudaba a descifrar el enigma de dónde me encontraba. Una brillante deducción lógica me permitió saber que el frío que sentía era causa directa de mi desnudez, lo cual me preocupó un poco, dado que usualmente por lo menos duermo con calzoncillos. Debo admitir que hasta aquí no era nada fuera de lo usual, pero ese brazo velludo abrazándome a la altura de la cintura ya pasó de castaño oscuro. Ese brazo me proporcionaba una sensación incómoda, lo miré con mi clásica mirada incisiva y noté un rústico tatuaje del Club Atlético Cerro. Me encontraba en posición fetal, cuando sentí un aliento tibio en la nuca. No sé si fue que me sicoticé, pero empecé a sentir un ardor considerable, para no ser grosero, digamos que todo emanaba de donde finaliza mi espalda.
Me vino un ataque de desesperación y salté de la cama. Todas mis peores predicciones eran correctas, aunque había que agregar un detalle adicional........me encontraba en una celda. Me tranquilizó momentáneamente el hecho de que mi pareja ocasional dormía plácidamente.
Tenía dos dilemas para resolver, cómo había hecho para terminar la noche preso y cómo haría para decirle al muchacho cuando se despierte que lo nuestro de momento había culminado. Pero son temas que debía resolver en un futuro inmediato, por lo pronto sólo quería reconstruir mi última noche...............................
No recordaba nada, pero de repente comenzó a retumbarme el nombre Atilio……….
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Agabral @ 5:02 p. m. 
