QUELEPONÉ

Quien hay visto la película High Fidelity, no recuerdo la traducción exacta al español, pero creo que era lo suficientemente textual para ser Alta Fidelidad, y le haya gustado, tendrá presente en primer lugar,su enorme banda sonora y también el detalle de los Top Five. Quien no la haya visto, lo esencial de este último punto, es que le protagonista ante diversos hechos de su vida va armando “Top Five`s” en clara alusión a los charts musicales.

La genial encuesta que ilustra nuestra publicación me recordó mi última visita al Registro Civil de la ciudad de Montevideo hace unos meses. Ese lugar está especialmente repleto de imágenes e iconos deprimentes. Es como si estuviera especialmente armado para que quienes concurran tengan el valor suficiente como para quedarse concientemente o se aplasten contra el paisaje.

En de mi interés hacer público mi “Top Five de Imágenes Deprimentes en el Registro Civil de la Ciudad de Montevideo” ( en adelante TFDRCCM).

En el primer lugar, esta la oficial de Registro Civil, sin lugar a ninguna dudas, esa señora (en este caso) con la bandera nacional enrollada en su prominente estomago como si fuera una faja, transmitía la más profundas de las malas ondas y hacía que el casamiento sea un trámite más aburrido y burocrático que sacar el permiso de buena conducta. Y aquí no estamos poniendo en tela de juicio si el casamiento sirve para algo o no, sino que partimos del supuesto que el que va, en su mayoría, algo de ganas de hacerlo tiene y un mínimo entusiasmo. Pero si el personaje que esta adelante repite con un tono cansino y monótono el discursito leguleyo se hace bastante cuesta arriba.

En segundo lugar, el discursito leguleyo. “El matrimonio es obligatorio en toda la República...” Esta bien no hay que casarse obligatoriamente es otra cosa pero si te tiran esa frase de primera, todos los presentes y hasta los contrayentes dudan. Después sigue una sarta de boludeces que no recuerdo y culminan con algo así como que tu obligación es darle las herramientas a tus hijos para que tengan una profesión que les guste o algo por el estilo... Reflexión: los viejos de la oficial no cumplieron con esta ley y la muy hija de puta hace algo que odia. Sumado a lo aburrida que esta la señora antes mencionada, al busto de Artigas, al escudo nacional, a la bandera de los Treinta y Tres, a la bandera de Artigas y todos los símbolos patrios. Reflexión: nunca se pusieron a pensar que el nombre de este país es “Oriental del Uruguay”

En tercer lugar: la tapada de la pelada realizada por el funcionario de mostrador. El típico pelado que se deja el pelo muy largo en la parte lateral de su cabeza (donde sí tiene pelo) y con una meticulosidad entrelaza éstos cabellos de forma tal, que se vaya construyendo un “colchón” de pelos por encima de su impecablemente calvo cuero cabelludo. Esta tarea, se la acompaña con grandes cantidades de jabón u otro elemento graso, de forma que el denominado “colchón” quede en su lugar durante largas horas. Quien les dijo a estos señores que es algo estético realizarse tal herejía, que no estaría ni elegida en una muestra curada por Sandy y Pappo. Pero el hombre esta ahí, con su empercudido traje marrón, camisa amarillenta y corbata marrón y amarrillo. Bigote presente.

En cuarto lugar: la mugre en los ventiladores de techo. Ya de por si los ventiladores de techo me provocan algo de tristeza, pero es algo personal. Pero que sean blancos (o por efecto del tiempo como amarillentos) y que a su vez las astas tengan una prominente capa de tierra en los bordes, es indudablemente una piña en la nuca. Te encontrás parado viendo el pelo del hombre del mostrador y cuando querés sortear ese pequeño engendro de tu vista y la levantás, están los ventiladores con su grasa y su tierra... y además comienza hacer calor. Mirás hacía afuera y las cortinas presentan un estado tan deplorable como una letrina del bar “Yatasto” (el de Fernández Crespo).

En quinto lugar: el arroz de colores, encima medio grano, encima un bolsita de nada te cuesta 20 mangos, y por último siempre está el tío pelotudo que lo tira para el otro lado (el opuesto a los contrayentes) y terminás con arroz hasta en las bolas. Y es molesto, porque como es medio grano, entra por recovecos que uno nunca piensa que puede entrar un grano de arroz, sumado esto vos, tenías calor, habías empezado a transpirar bastante, así que el arroz se te pega por todos lados y para colmo te entra en los zapatos o lo pisas, y como a Arana se le ocurrió poner granito en la peatonal, te resbalas o te erizas con el ruido que hace al apoyar los zapatos sobre el arroz.


Otros que quedaron fuera: los carteles indicadores de las salas, la vestimenta de las parejas contrayentes, el color amarrillo velorio de las paredes,