Nadie viene

viernes, mayo 18

ALPHA BLONDY EN MONTEVIDEO

L´otro día fui a ver un recital al Teatro de Verano. Se trataba de un negro que canta y que parece que era amigo de Bob Marley. De haber acontecido todo según mis expectativas, no tendría nada que escribir al respecto de la noche de l´otro día. Pero como un par de cositas se salieron de lo esperable (y aceptable) me veo forzado a puntualizar en papel un descontento general.


Antes de salir del sótano que tengo por casa (que heredé de un tío millonario) saqué la mano por el respiradero que conecta el techo de mi casa con la vereda (al ras del suelo, al nivel del mar) y con el mundo. Estaba frío, muy frío. Además, mi mano se percató de que era de noche. Estas dos constataciones determinaron que saliera "a la cancha" (como me gusta decir cuando salgo "a romper todo", a "dejar la vida", a "meter huevo", a "sacarle punta a la pija") con mi tapado de piel de nutria para protegerme del frío y con mi bazooca para protegerme de la noche. También llevé conmigo a mi jámster, Mishu-mishu, en el bolsillo exterior derecho del tapado de piel de nutria. Y, como me disponía a "sacarle punta", llevé un sacapunta. Llevé también otras cosas, pero que no vienen al caso.


Al llegar a la puerta del teatro de verano fue que todo comenzó a salirse un poco de su molde, un poco por ahora. No estoy seguro de qué clase de sujetos van a ver a un negro amigo de Bob Marley cantar, pero seguro no parecían demasiado peligrosos. Por lo menos no para mí. No así, sin embargo, para quienes estaban a cargo de la organización del espectáculo. Ignoro qué tenebrosa visita se sospechaba, pero lo cierto es que todo estaba montado como para prevenirla. Así es que para poder llegar hasta las gradas, debían sortearse cuatro estrictos controles. Paso a detallar cada uno de ellos.


PRIMER CONTROL: ALIENTO

Presumo que se trataba de evitar a aquellas personas cuyo aliento resulta desagradable para cualquier persona normal. Al enfrentarse uno con el chico/a de camiseta negra con la palabra "STAFF" estampada en el pecho, debía contestar primero las siguientes preguntas: "¿Se comió ud un búfalo?", "¿Almorzó ud. un muerto?" y "¿Alberga ud. una nutria en su cabidad bucal?". Luego, en caso de haber contestado correctamente las tres preguntas preliminares, se procedía a soplar dentro de una bolsita hasta inflarla lo más posible. Entonces, el chico/a del staff doblaba la bolsita por la parte superior, de manera de mantenerla inflada con el aire que uno exhaló y se la pasaba a otra persona del staff, quien aplaudía con fuerza sus manos, dejando la bolsa entre ellas, de manera de hacerla explotar. Este paso se hacía frente a un tribunal de tres miembros, también con la palabra STAFF estampada en el pecho -pero ojo- en camisetas naranjas. Este tribunal podía reaccionar de dos maneras. En caso de que el tribunal, tras estudiar el aire que despidió la bolsa al explotar, haga un gesto general de asentimiento (haciendo como que sí, con la cabeza arriba-abajo) se podía pasar al segundo control, unos pasos más adelante y más cerca de las gradas. En caso de que en el tribunal primaran las caras de desagrado, que podían ir acompañadas de una mano habanicando la zona más cercana a la nariz, el inspeccionado debía volver a su hogar, sin reembolso posible.


SEGUNDO CONTROL: TAMAÑO

Tras pasar el control de aliento, debía uno someterse a la medición de sus genitales. Aquí debo destacar la responsabilidad y seriedad de la organización, que hizo de la higiene un requisito riguroso. Todos los chicos/as del staff usaban en este sector guantes de goma naranjas y se tapaban la boca y la nariz con un buzo atado por la nuca. El control era bien sencillo. En el caso de las hembras, alguien del staff abría con dos deditos la conchita y medía con un centímetro a cuánto llegaba ésta. En el caso de los machos, se nos abría la bragueta, y se sostenía el pene al lado de una cinta métrica. El resultado de la medición se anotaba en una planilla, cualquiera sea el sexo del que se trate. En mi caso debieron anotar en la columna de los centímetros un 5,6... el frío era intenso aquella noche. Cuando me dijeron que ya estaba, que este control ya había terminado, pensé que se trataba de una broma. "¿Ya está? - pregunté-. ¿Me hacés pelar, me manoseás y ahora querés que me vaya como si nada? ¿Ni un besito le vas a dar al amigo?". La respuesta de la señorita fue rotunda

"Imposible, estoy trabajando". "¿A qué hora salís?" mandé. "Cuando termine el recital". "¿Yo pongo el mate y vos ponés los bizcochos?" propuse. "Mmm..., bueno, está bien", aceptó. Le di un piquito y me fui, canchero, al tercer control, y en ese sí que la pasé mal.


TERCER CONTROL: PESQUISA DE JÁMSTERS

Lo del título, se inspeccionaba que no se accedira al espectáculo con un jámster. Yo iba muerto en este caso, aun tenía a Mishu-mishu en el bolsillo derecho de mi tapado de piel de nutria. Decidí esconderlo en el interior de la bazooca, disimuladamente, y me ubiqué en la fila que conducía al control. Para disimular, comencé a hacer comentarios sarcásticos del tipo "¡Hay que venir a un recital con un jámster, por dios!" o "¡Qué barbaridad! Hay gente que aun no capta la gravedad del asunto" Entre comentario y comentario, me llegó el turno del control. Pero tanto interés en disimular resultó en lo menos deseado: había despertado las sospechas del staff, percibieron mis nervios. Primero me cachearon manualmente. "Mire que ahí ya me revisaron en el control anterior" debí aclarar. Evidentemente detectaron que portaba una bazooca. El diálogo fue más o menos el siguiente:

Staff- ¿Qué es esto?

Yo- Una bazooca.

S-¿Es una JSVT687 - US?

Y- No, es una UJTFJDF - UY, un modelo posterior.

S- ¡Paaa... terrible máquina! Me imagino que con esta vas seguro por la calle.

Y- Sí, pero vos sabés que come mucha batería.

S- Yo hubiera dicho que era a queroseno.

Y- No. Esa es la THSIALL - US. Se trata de un modelo parecido pero que no le llega ni a los talones a la mía. Es como que me comparés a la Atari con el Play Station.

S- Che... una cosa que no tiene nada que ver. ¿Por qué se terminó Decalegrón?

Y- De eso prefiero no hablar.

S- Está bien. Voy a tener que seguirte revisando. Pasamos al paso dos de este tercer control.


Entonces, me roció la ropa con comida para jámsters a la espera de algún S.V.J. (signo vital de jamster), pero nada, ya que Mishu- mishu estaba dentro de la bazooca, ya no más en mi bolsillo.

Así fue que sorteé este tercer escollo hacia el recital.


CUARTO CONTROL: ¿?

Este control no se de qué era. Yo ya estaba cansado de tanto diálogo, así que cuando me fueron a abordar una vez más los chicos/as del staff disparé mi bazooca (con el silenciador puesto, obviamente) contra ellos, la volví a guardar e ingresé a finalmente al teatro. Me senté en mi lugar y esperé, manso, tranka, campeón, con la satisfacción de la labor cumplida, a que comience el show.


Próximamente, la crónica del show y el desenlace de la noche.



Comments:
Y al jamster le gustó el recital????????
 
che, mi madre fue al recital pero no dijo nada de esto. me cont'o del olor a marihuana que habia
 
No a la explotación de jamsters!!!

A - SE - SI - NO
 
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