Nadie viene

martes, agosto 26

¡Sabora, Sabora!

Me despierto de noche sobresaltado. La agitación es tal que la primera impresión del cuarto me llega en cámara lenta, lentísima pero con pasmosa insistencia. Salvo Sabora. Sabora está quieta al lado mío. Es lo único que no se mueve, la única evidencia objetiva que, al menos sutilmente, momifica la habitación. Me pregunto si tiene vida interior, le preguntaría, de hecho, ahora mismo, si además de respiración, si además, incluso, de algún fantaseo inconciente, hay algo más adentro suyo. Algo, un sí sé qué... Sabora, Sabora, ¿pasan cosas ahí adentro, es decir, pasan, se mueven? La toco. La sacudo. Me la toco. Me la sacudo. Un escozor recorre mi pelvis como un ejército de hormigas enfiladas hacia el hormiguero. Sabora, Sabora, despertate, estoy como loco. Dale, sólo diez minutos y te volvés a dormir. No te jodo más. Ahí va. Unos minutos nomás. Pican, las hormigas me están picando Sabora. Ahhh. ¿Sentís algo? ¿Qué estás pensando la puta madre? Sos una momia, una momia que no baila, ni siquiera una mueca, algo, algo, por lo menos. Pienso que tengo pensar… Pienso qué tengo que pensar. Uy, uy, qué ingenioso, pienso, hasta que, por fin, después de… “todo”, se me ocurre algo, por lo menos algo provisorio, para salir del paso: Ir al baño y buscar consuelo con mi propio yo, esto es, conmigo mismo, con un onano de baño. Después de todo siempre se ven onanos de madrugada, peruanitos, pajuelos, todo tipo de apariciones amparadas en las propiedades curativas y creativas del insomnio… ¡Miren, ayer no pude dormir nada y se me ocurrieron un montón de cosas! Así, con la cantada coronación del acto terapéutico, llega, a cuentagotas, llegan, los balances. Los balancitos, ahí van: Lo cierto es que entiendo poco lo que me pasa. Veo un rostro elegíaco, sí, un poema, mi cara es un poema… ¡La caripela!, y si moviera los brazos un poco no serían más que manotazos de ahogado con aire de sobra, pura gimnasia, un extraño pasatiempo de zombie… ¡Miren, ayer no pude dormir nada y se me ocurrieron un montón de cosas! Sigue flotando, la caripela, sigue flotando porque todo lo demás pasa con ritmo de caminante perturbado, hasta que salgo del baño. Por fin vuelvo, y es que, siendo bastante improbable que esto se trate en realidad de, cómo decirlo, otra realidad, por ejemplo un sueño, tengo que volver a la cama sin más explicaciones que la de los balancitos. Ahí están, pocos onanos, apenas uno por lo menos. Me acuesto de nuevo con la comodidad de haber recuperado no sé, mi identidad supongo, o parte de mi adormecida clarividencia, que, a esta altura de la noche alucinada, surreal, de marca de galletita, retoma su estado de repetida propaganda del hábito. ¡Esto es así siempre señores!

Comments:
Cuevas en la Tennis master cup doubles.
Felicidades
 
Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?